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Dr. William Ludeña Mendoza, presidente de Huk Vida Asociación de Consumidores.
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“Es un letrero inmenso que dice ‘hospital’. Entra el paciente y pregunta por emergencia, y ahí no hay emergencia, internamiento no hay, camas y hospitalización tampoco. Inclusive en sus hojas membretadas y documentos se lee “hospital de la solidaridad”, en la receta dice: esperamos haberlos atendido bien y el nombre del alcalde, ¡que tiene que ver el alcalde! Estos ‘hospitales’ primero debieron solicitar su licencia, como cualquier institución, y luego trabajar. Acá todo se hace al caballazo, peor aún tratándose de un representante político de nuestro país. A muchas autoridades les tiembla la mano para sancionar”, señaló el médico William Ludeña Mendoza, presidente de Huk Vida Asociación de Consumidores y director del Programa ‘En Defensa del Paciente’, el último domingo en Canal 3, de Best Cable en el Programa ‘Contacto Vecinal’ que conduce Pedro Martínez Valera.
INDECOPI NO SANCIONA PUBLICIDAD ENGAÑOSA
En marzo de 2007, el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección Intelectual (Indecopi) emitió una Resolución por la cual ‘resolvió’ declarar improcedente la demanda efectuada por el presidente de Huk Vida Asociación de Consumidores, en contra de los llamados ‘hospitales’ de la solidaridad. El análisis con el que concluye Indecopi, es a todas luces escandaloso. Basta con transcribir un párrafo de su anoréxico informe: “la Comisión aprecia que los avisos denunciados no configuran un supuesto de publicidad comercial, por cuanto no han sido utilizados para estimular una actividad concurrencial (sic) realizada por las denunciadas, sino para identificar los servicios de salud que brindan a los ciudadanos, en vía asistencial, en el contexto de sus funciones de gobierno local”. En otras palabras, Indecopi concluyó que la publicidad de los mal llamados ‘hospitales de la solidaridad’ no sirven para atraer más pacientes, sino que solamente, esta publicidad engañosa tiene la sola función de que el ciudadano “indentifique” donde se ubican estos ‘hospitales’. El médico William Ludeña, ante tamaño disparate prefirió no apelar ante la instancia superior del Indecopi, y acudió a la Dirección de Salud Lima Este (DISA IV Este) y a la Fiscalía de Prevención del Delito.
“Han pasado 6 meses y aún éstos ‘hospitales’ no han solucionado las observaciones. En estos momentos están en camino de sanción, por incumplimiento de las normas del Ministerio de Salud. Si no sucede, tendremos que denunciar penalmente a las autoridades que no cumplen su función”, aseveró el entrevistado.
CENTROS COMERCIALES INFORMALES DE LA SALUD
“Alguien que no conoce sus derechos, no sabe si está siendo bien o mal atendido. Existe una percepción inadecuada del ciudadano de creer que la exigencia del dinero es imprescindible para recibir el servicio, y esto lo dice un Informe de la Defensoría del Pueblo. El común del ciudadano cree que primero hay que pagar para luego recibir atención médica. Por desconocimiento, cientos de personas caen en estos ‘centros comerciales de la solidaridad’, mal llamados hospitales”, afirmó el médico Ludeña.
Los ‘hospitales’ de la solidaridad funcionan como si fuesen centros comerciales ambulantes, “los espacios están para que vaya un profesional, trabaje y gane su comisión, porque el que cobra es la Municipalidad Metropolitana de Lima y ésta luego reparte. Eso no está mal, pero hay que hacerlo en forma legal, sin poner en riesgo la vida y salud de miles de personas. Son centros comerciales piratas de la salud, que están haciendo dinero de una manera inadecuada”, enfatizó William Ludeña.
PUBLICIDAD ENGAÑOSA ATRAE PACIENTES
“En San Juan de Lurigancho, por ejemplo, tenemos 36 centros de salud y un hospital, existe una capacidad de atención no cubierta, pero la gente asiste a los ‘hospitales’ de solidaridad a pesar que cobran S/.7.00 la consulta y hasta hay ‘colas’ de dos cuadras. Sucede que las personas van debido a la publicidad bien hecha del alcalde Castañeda, esto a pesar que hay testimonios de pacientes que han sido atendidos pésimamente, señaló el médico William Ludeña.
“Nosotros no estamos de acuerdo con que la Asociación Médica Peruana este sola para defender al médico. Existe un espíritu de cuerpo donde se defiende al médico. Pero tiene que haber una línea, si no estas dentro, no estas en el cuerpo médico. Hay un código de ética, si no me dan las condiciones de trabajo, simplemente me retiro, me voy. Hacemos daño también cuando dejamos de hacer. La autoridad se delega, pero la responsabilidad no. En Villa El Salvador, en plena berma central, hay un llamado ‘hospital’ de la solidaridad”, enfatizó el entrevistado.
MÉDICOS AMBULANTES Y NEGOCIOS ITINERANTES
El gran problema es que estos ‘hospitales’ vienen también funcionando en Cajamarca, Sullana en Piura y en Chiclayo, “esto es como el ambulante, cuando le dices vamos a formalizarte, hay 10 en la calle, cuando empiezas a empadronarlos se apuntan 500. La política de Castañeda es similar y eso a pesar que dice que defiende la legalidad. Él tiene que respetar la ley, que esos ‘centros comerciales de la salud’ cierren por 60 días y se adecuen, que se acrediten, sino, van a seguir siendo parte de la ilegalidad, de la informalidad. Verdaderamente son médicos ambulantes, porque hoy me atiende el doctor x, mañana el doctor y, pasado mañana el doctor z, ¿qué hizo cada uno? nadie sabe, ni el propio paciente, porque éste se pregunta qué han hecho con él”, denunció el presidente de Huk Vida, Asociación de Consumidores.
PACIENTES ESTAFADOS NO SABEN SUS DERECHOS
“A los establecimientos comerciales de solidaridad, llegan los pacientes porque creen que van a ser mejor atendidos. Incluso, el paciente entra pagando S/.7.00 por consulta, pero si le sumamos análisis y demás gastos, acaba pagando más de S/.50.00”. Aunque estos ‘hospitales’ pronto llegarán al millón de pacientes atendidos, nuestro entrevistado prefirió llamarlos ‘pacientes estafador’. “Yo no lo veo como que es un mal servicio, sino más bien, un mal sistema. El médico no es malo, es un mal sistema de atención médica al ciudadano. Por ejemplo, todo paciente tiene derecho a tener su historia clínica, si desea, hasta podría llevársela a otro médico. Los pacientes de ‘solidaridad’, no la tienen, no pueden ni siquiera denunciar si tuvieran problemas de un mal acto médico. Cuando los ciudadanos vayan entendiendo que son establecimientos de mala calidad, van a dejar de ir. El consumidor tiene el poder de elegir. No es cuestión de precio, sino de consumo, de conciencia. Hoy en día, todos antes de comer galletas, ven la fecha de vencimiento, esto es porque aprendieron a consumir un producto y a defender sus derechos”, concluyó el médico William Ludeña Mendoza, director del Programa ‘En Defensa del Paciente’ en Radio Canto Grande.
ENTREVISTA COMPLETA
Usted preside la Asociación Civil sin fines de lucro ‘Huk Vida’, que tiene por objetivo defender al paciente. Hace unos meses atrás, denunciaron ante el Indecopi a los ‘hospitales’ de la solidaridad, porque dichos establecimientos no reúnen los requisitos necesarios para llamarse hospitales ¿qué sucedió con esta denuncia?
Nosotros tenemos tres años nadando contra la corriente, sensibilizando a la población y a los servidores de la salud, en torno a cuáles son sus derechos y obligaciones. Porque quien no conoce sus obligaciones no las puede cumplir y quién no conoce sus derechos tampoco los puede exigir. Quiero aclarar a la Municipalidad Metropolitana de Lima y al Sistema de Hospitales de la Solidaridad (SISOL), que nosotros sí somos una institución bien constituida y legal. En San Juan de Lurigancho y en otros distritos de nuestra ciudad, hemos visto que existen pseudos ‘hospitales’ de la solidaridad que no reúnen los requisitos para ser llamados así.
¿Cuáles son los requisitos que deberían tener los ‘hospitales’ de la solidaridad?
Nosotros los llamamos ‘centros comerciales de la salud’, de nombre solidaridad, por tres razones: Primero, se ubican dentro de un parque o de un espacio público, es decir, no tienen compatibilidad de uso. Segundo, tienen una infraestructura que no tiene nada que ver con la de un hospital, al extremo de atender dentro de contenedores de fierro. Y tercero, han colocado su letrero de ‘hospital’, cuando no lo son. Por esas razones hicimos una denuncia ante el Indecopi, como autoridad administrativa, pensamos que nos iba dar la razón, pero no fue así.
¿Qué resolvió Indecopi?
Se lavó las manos. Nos contestó que era una publicidad institucional y le correspondía a la Municipalidad Metropolitana de Lima decidir si la ponían o no.
Tengo en mis manos el documento del Indecopi que dice: “La Comisión aprecia que los avisos denunciados no figuran un supuesto delito de publicidad comercial, por cuanto no han sido utilizados para estimular una actividad sino para identificar servicios de salud”. Indecopi señala que el paciente ‘sabe’ que no es para hacer publicidad sino para identificar el tipo de servicio, ¿no le parece esto un disparate?
Pero eso es un error gravísimo. Se dicen llamar ‘hospital’, pero cuando un paciente entra por emergencia, le dicen, ‘aquí no hay emergencia’, retírese a un hospital. Emergencia, no hay; internamiento, no hay, camas, acceso de emergencia e historia clínica, tampoco hay. Entonces, como se les puede llamar hospital, como pueden tener un letrero inmenso que diga ‘hospital’ y para colmo, que en todos sus documentos diga ‘hospital de la solidaridad’. Inclusive, colocan de forma impresa, ‘esperamos haberles atendido bien’, y el nombre del alcalde Castañeda en una receta. Todo lo hace al caballazo y a las autoridades les tiemblan la mano para decirle, esto tiene que parar.
¿La asociación que usted representa apeló ante una instancia superior ante el Indecopi?
Hicimos la denuncia ante la Fiscalía de Prevención del Delito, nos comunicamos con la Dirección de Salud de Lima Este (DISA IV), solicitándole sus puntos de vista, ellos hicieron la inspección, les dieron un plazo de 15 días para levantar las observaciones. Han pasado seis meses. Le hicimos recordar a la DISA IV respecto a este trámite, volvieron a darles 30 días, pero les advirtieron que si no cumplían serían sancionados. Hoy está en camino de sanción por incumplimiento a las normas de salud. Si esto no sucede tendremos que denunciarlos penalmente. Nosotros como ciudadanos, vamos a exigir a las autoridades que hagan cumplir la ley.
¿Cuáles son las consultas o quejas de las personas que asisten a los denominados ‘hospitales’ de la solidaridad?
Creo que alguien que no conoce sus derechos no puede saber si está bien o mal atendido. Lo dice uno de los Informes de la Defensoría del Pueblo, en cuanto existe una percepción inadecuada del ciudadano de creer que la exigencia de dinero es imprescindible para recibir servicios. En emergencia le exigen al paciente pagar primero antes de ser atendido. El común de los ciudadanos cree que eso está bien. Primero se debe atender al ciudadano con todos los recursos que tiene la institución, luego de solucionado el problema, requerirle el pago. Además, antes de exigir el pago, se debe hacer un estudio socio económico, para ver cuánto y cómo puede pagar. Pero aquí todo es al revés.
Sin embargo nadie sabe eso.
Por supuesto, este desconocimiento hace que el público caiga en la boca del lobo, como lo son estos ‘centros comerciales de la solidaridad’. La gente ve un enorme letrero que dice ‘hospital de la solidaridad’ y ve un centro de salud que es mejor que ese ‘centro comercial informal’, pero no ingresan, optan por el ‘centro comercial ambulante’.
¿Sabía usted que las especialidad es médicas en los pseudos ‘hospitales’ de la solidaridad son terciarizadas, a tal punto que diversas empresas privadas pagan mensualmente por el espacio en el que brindan sus servicios de salud, a los que además se les da un porcentaje por cada consulta que realizan ya que existe una caja única?
Por supuesto, así es como funcionan estos centros comerciales de la salud. Los espacios están para que los profesionales de salud trabajen y cobren una comisión. Considero que el ganar dinero es bueno, pero de forma legal y correcta, sin poner en riesgo la salud de miles de peruanos.
¿Cuál es su concepto de estos pseudos ‘hospitales’ de la solidaridad?
No son hospitales, son centros comerciales piratas, que están haciendo dinero sin cumplir con las normas.
Podríamos decir que son los ‘contenedores de la solidaridad’, ¿pero si existen es por qué existe una necesidad?
No estoy de acuerdo. Por ejemplo en, En San Juan de Lurigancho hay 36 centros de salud y un hospital, cuya capacidad de atención no son copadas, porque la gente se va a los ‘centros comerciales de la salud’.
¿Quizás porque el costo por la consulta sea más barato o la atención más inmediata?
No. Siete nuevos soles no es barato. Tampoco es inmediata, porque en muchos casos hay que hacer colas de tres cuadras.
¿Por qué cree que las personas acuden a los ‘contenedores de la solidaridad’?
Por la publicidad masiva y el arduo trabajo de engañar durante años a nuestra población.
¿Cuál es la responsabilidad de los médicos?
Yo no pongo en tela de juicio la calidad del profesional, pero quien comete irregularidades no está dentro del cuerpo médico.
¿Cree que los médicos que trabajan o alquilan estos espacios en los ‘contenedores de la solidaridad’ estarían faltando a la ética profesional?
No sé si es cuestión de ética, porque los ‘centros comerciales de la solidaridad’ no son de la Municipalidad Metropolitana de Lima, sino que pertenecen al Sistema de los Hospitales de la Solidaridad (SISOL), donde que es una institución privada, con personería jurídica, por tanto el médico trabaja donde quiera y lo contraten.
Pero bajo condiciones adecuadas para poder realizar un buen trabajo.
Exacto, sino me dan las condiciones adecuadas no tengo ni porque quejarme, sino sucede, simplemente renuncio. Algunos médicos siguen trabajando porque no les molesta ganarse unos miles de nuevos soles al mes, aunque dejen de lado sus principios básicos. Si un paciente necesita una atención de emergencia y no lo atendemos, porque no tenemos las condiciones necesarias dentro de estos contenedores para hacerlo, también estamos haciendo daño.
La Municipalidad Metropolitana de Lima está llevando este sistema de atención de salud en contenedores, hacia las principales ciudades de departamentos, ¿qué opina al respecto?
Es el mismo sistema del ambulante, cuando los invitas a formalizarse son 10, cuando los empadronas aparecen 500. Es la misma política del alcalde Luis Castañeda, él que tanto defiende la legalidad y por eso desalojó a los vendedores del Mercado Mayorista de Santa Anita, que haga lo mismo con esos contenedores. Debería cerrarlos por 60 días para que se formalicen y que reabran todos aquellos que se puedan acreditar. Lamentablemente y aunque suene mal, los que trabajan allí son médicos ambulantes.
¿Considera que los ‘contenedores de la solidaridad’ han desaparecido a algunos centros médicos privados cercanos a estos?
Eso no es cierto, el paciente llega donde cree que es bien atendido. En los ‘centros comerciales de la solidaridad’ llegan los pacientes porque creen que los atenderán bien y muchos luego de ser atendidos pierden esa idea.
¿Por qué cree que estos pseudos hospitales en más de cuatro años, ya van a llegar al millón de pacientes atendidos?
Serán un millón de pacientes estafados.
¿Usted cree que hay un millón de pacientes que inconscientemente concurren, a pesar que les ofrecen un mal servicio?
No es un mal servicio, es un mal sistema. No podemos decir que el médico que atiende las consultas es malo, sino que es un mal sistema de atención de salud al ciudadano. Todo paciente tiene derecho a solicitar su historia clínica para llevarla, si desea, a otro médico o para, realizar un procedimiento administrativo en Indecopi o una denuncia legal ante Poder Judicial. El fondo del problema, es el sistema de salud de baja calidad, cuando los ciudadanos lo entiendan así, dejarán de ir. No es cuestión de precio, es cuestión de toma de conciencia.
A través de su programa radial “En Defensa del Paciente” por radio Canto Grande, ¿usted se ha percatado que las personas están madurando, tomando conciencia y exigiendo un mejor trato en términos de atención de salud?
Sí, especialmente en San Juan de Lurigancho. Considero que a través de nuestro programa que ya va por el tercer año, los ciudadanos están conociendo sus derechos. Por ejemplo, saben que no tienen que llevar una jeringa a un establecimiento de salud para que le apliquen una inyección que, no tiene que llevar gaza y algodón para someterse a una curación. Gracias al programa, los centros de salud, han colocado un tarifario único de precios para la atención y la gente paga lo que corresponde. Además, si el paciente no quiere comprar el carné de atención simplemente dice ‘no tengo dinero’, esto se está poniendo en práctica. La gente está ejerciendo sus derechos como consumidor. Muchos médicos están dando un paso atrás y ya no exigen al paciente lo que la ley no lo obliga.
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